lunes, 2 de marzo de 2009

EL REGRESO




Ella, era una mujer única, y no solo porque fuera el hibrido racial entre un árabe y una indígena Paez, cuando vivió muchos hombres quedaron a sus pies, y su cadencia al andar por las calles de la Cali de los 50´s, la hizo acreedora a un manto legendario, esa mezcla de sus facciones de pómulos salientes y poca carnosidad labial de parental indígena, con el misticismo de sus enormes ojos negros refugiados en una crecientes y tentadoras ojeras gracias al parental arábigo, por eso simplemente era única. Pero ahora cubierta con 270 metros cúbicos de tierra negra, si, como el color de sus ojos, y como lo es la tierra de los Cementerios, fértil por los pecados y penas de muchas humanidades durmientes convertidos en nutritiva materia orgánica. Pero ahí estábamos, mi Abuela, mi Mamá, Mi Tío, Yako y yo, esperando el regreso al mundo que la vio caminar, bajo ese sol inclemente del medio día, esperando después de 15 años, que su cuerpo, o lo que quedaba de ella resurgiera por una sola razón: “Necesitamos esa tumba libre por si las moscas” dijo mi Abuela en su siempre tono enfático y recalcitrante, aunque fuera su madre la que emergería en los pocos minutos que le faltaban al sexy sepulturero, que sudaba mas que un rolo en el club de Toby.

Cuando salió de la oscuridad, ahí estaban sus intactos femur y su cráneo cubierto de pelo, de resto no quedaba nada, ni siquiera la costosisima seda importada, ni la madera de mangle negro imbatible ante la adversidad del ataúd, del que tanto hablaba mi madre. Sin embargo algo en ella seguía siendo único, brillante, grotesco pero a la vez único, su dentadura cubierta por cantidades ingentes de casquetes de oro, si, oro, de un dorado lustroso como si la humedad y la entomofauna no hubiesen manchado su peculiar brillo en años de descomposicion. Entonces el hombre de fornidos brazos, acomodo los restos mortales de la “Gran Dama” en una diminuta caja metalica de 50 X 30X28 cm, donde por razones del vigor hibrido tubo que fracturar los larguísimos femur con una sutileza imperceptible, de la cual fui el único en notar pues no le quitaba el ojo de encima al sepulturero del amor. Sin embargo, cuando se disponía a ubicar una y otra vez el cráneo de la mujer, notamos que el estaba algo alterado, algo dudoso… hasta que pregunto con un tono de voz un tanto intrigante, oscuro, como de Sepulturero del odio: ¿Les interesa rescatar el oro de los dientes del muerto?... y pasaron cuatro cosas por mi cabeza:



1. Bastante ha tenido mi familia con que les restriegue en cuanto evento (lease matrimonios, velorios, bautizos, Bar Mitzvá, entierros, divorcios, ágapes y demás) a el abanico variopinto de amantes del suscrito, como para ponerle el ojo al sepulturero


2. Uno no puede referirse a el familiar de alguien al momento de la exhumacion, como “el muerto” o “el muñeco”, se le admite hasta “el difunto”, pero eso se lo deberían enseñar en el instituto técnico donde aprendió a ser Sepulturero.

3. Para evitar karmas espirituales yo no me podría comer al tipo que le partió las piernitas a mi “Bisa”, eso acarrearía serios problemas en el mundo de los vivos


4. Podría estar muy bueno, pero de verdad hay cosas que uno debe callar, y esa voraz ansia por el preciado mineral lo hacia ver tan ruin, y por lo tanto se había acabado todo su encanto.



Entonces con la autoridad que le merece, por ser la primera línea de descendencia mi abuela propuso de una manera muy sofisticada y llena de una mesura placida, sosegada, y moderada que si al Señor le parecía conveniente el dispusiera como una donación, merced, cortesía, beneficio, don, atención; extraer aquellos casquetes de oro que a el tanto le preocupaban. Y no habíamos terminado de mirar a mi abuela con nuestros rostros pasmados, deslumbrados y asombrados por la gratitud y el espíritu excelso donador que abrazaba a mi recia abuela, cuando… CRACKKKKKKKKKKK!!!

Un accidentado sonido, causado por un brutal, inhumano, atroz, despiadado, desalmado, bárbaro, feroz, implacable, insoportable, insufrible, lacerante, sádico, violento, salvaje,… martillo de bronce tipo bola, desencajo las dos mandíbulas perfectamente conservadas de la indígena emirato, sus dientes se desmoronaron mientras caian los trocitos de oro por el efecto demoledor del coñazo tremendo que le perpetro el ruin sepulturero, mientras caían, los rostros de ahora unos demudados familiares miraban con repulsión el acto terrorista, pero el silencio fue irrumpido por un furtivo comentario desmedido del suscrito: “No sea Hijueputa, pero este … (agarrándome mi acalorada cabeza)… no joda! Guevon como se te ocurre hacer una vaina tan malparida?”, sin embargo mi mamá sufría de un repentino e imparable ataque de risa, mientras mi abuela se sentó en una banca y le dijo al hombre: “la próxima vez sea mas considerado caballero”, y mi Tío solo pudo decir: “No te preocupes mamá, que te cremaremos y no sufrirás nunca estos vejámenes post-morten”, mientras mi mamá seguía en un jubilo increíble… y fue cuando vi a Yako corriendo con algo entre sus dientes.
Nos retiramos y ya en el carro me percate que Yako, si, ese insoportable Jack Russell Terrier que me acompaña mi vida, se había robado la rotula de la “Bisa” en medio de la sutileza del Sepulturero, y ahora como en un predecible afán del destino, la descollante mujer mestiza recorría de nuevo la transformada ciudad en la que alguna vez fue la única, así fuera solo su rotula estaba libre, de la oscuridad, de la cajita miserable esa, pero atrapada hasta que los inquietos colmillitos de Yako acabaran con su existencia.

Yako


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Primer plano de Craneo Tomada de : http://skullsite.tarollmagic.com/wordpress/?p=5
Yako: Tomado del Archivo personal del suscrito
Inspirado con “Hot and Cold” de La rica Katty Perry

4 comentarios:

Monchis dijo...

Hola Potter,

Veo como de publicación en publicación vas encontrando tu estilo.

Me gustó mucho la historia y las referencias asociadas al momento del desmembramiento... muy bueno.

Definitivamente solo puedo decir que en la vida se suceden casi siempre al mismo tiempo el drama, la comedia, el absurdo y la fantasía.

Saludos,

Milo Gasa dijo...

Esa voz me gusta, me gusta bastante más que lo que venías manejando hasta ahora.

De todas maneras estoy encantado con Yako... ya tendrás que descender en el archivo de mi blog hasta encontrar a Fruna, personaje de poca aparición, pero con bastantes afectos entre los lectores.

Muy interesante la mezcla de razas de la bisabuela... pero lo más encantador fue la reacción de tu mamá, en una circunstancia así, me hubiera sido imposible no hacerle coro.

Un abrazote.

Arquitecturibe dijo...

Bueno....
Coincido con mis antecesores... vas puliendo un estilo... Y que estilo!
Mi bisa, por el contrario, era una indigena menuda, pequeñita, de quien nunca supe nada más que el rencor calcareo que mi abuelo sentía por su madre.... nos visitó una temporada y se quedó a manera de fantasma en mis recuerdos antes de regresar a Ecuador donde los que quizas la querian más que mi abuelo y donde efectivamente ella se sentia en casa.
No creo nunca que veré sus casquetes de oro... quizas porque nunca los tuvo. A decir verdad, no recuerdo siquiera que tuviese dientes.
Besos desde mi lejana galaxia, donde la simpatía por tu persona comienza a convertirse en admiración por tus letras.

Anónimo dijo...

Pues ser el ùltimo no significa ser el menor o el mas descuidado.

Respecto a tu reaccion, es lo minimo...yo cojo a ese desgraciado y le dejo la dentadura como para merecer lo que con tanto desatino le robaba a los restos de tu bisabuela.

Y de los anònimos, no comprendo la reaccion, ni la publicacion, ni nada. De la puntualidad de sus respectivas alusiones solo conoce Cali. Por citar un ejemplo, ni Milo ni yo, siendo los mas representativos en la blogosfera gay, reaccionariamos de x o y manera ante una publicacion y menos si es tan sabrosamente sarcàstica como las que has hecho. Y eso que somos leidos en toda Amèrica. Entonces no comprendo las infulas de importancia que alguien pueda pretender darse desde el agujero del anonimato.
Baste con decir por ahora que tu calidad y tu profusidad te han abierto las puertas a un barrio donde priman las ideas sobre las actitudes y donde la belleza entra en un plano casi imperceptible bajo el rigor de la redacciòn y el pulcro manejo del lenguaje.